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Universidad Pedagógica Nacional de Colombia

"La interpretación y lo social. Perspectivas desde Taylor y Gadamer"

Semblanza

Desempeña como docente en del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional y en la Universidad Nacional de Colombia. Forero es licenciado en ciencias sociales por la Universidad Pedagógica Nacional. Además, ha obtenido un doctorado en filosofía de la Universidad de Hagen en Alemania, así como un magíster y un doctorado de la Universidad Nacional de Colombia. Entre sus publicaciones más recientes se hallan títulos como 'Lo absoluto en la Ciencia de la lógica de Hegel. Sobre la relación entre pensamiento y recuerdo' (Revista Universitas Philosophica), y 'Crítica de la experiencia de tiempo en el mundo contemporáneo' (Revista Eidos)', entre otras. Actualmente es miembro del grupo de Investigación en Hermenéutica Contemporánea e Idealismo alemán de la Universidad Nacional. Sus campos interés se centran en las fuentes de inspiración de la filosofía hegeliana (Platón, Aristóteles, Spinoza, Kant y el idealismo poskantiano), así como sus ramificaciones en el marxismo (Escuela de Frankfurt) y la filosofía hermenéutica. Una de sus líneas de trabajo ha sido la teoría social clásica y la teoría social crítica contemporánea.

Resumen

Taylor se propone elaborar una ontología social de tipo interpretativo: la realidad social se constituye permanentemente en la interpretación. Así las cosas, una creencia no es un dato bruto, sino que parte de una configuración de significación más amplia. Las creencias brotan de que hacemos parte de significados del mundo, y no son aisladas ni datos brutos, sino un componente esencial dentro de un entramado de sentido. Las ciencias de lo humano deben ser interpretativas, porque su objeto, que son las acciones humanas, está constituido de interpretaciones, es decir, tiene la característica de no ser puramente dado. El mundo social es complejo, no tiene una estructura fija, sino que en poco tiempo cambia su autocomprensión. El objeto de las ciencias sociales es uno cuya realidad no está ya dada, sino en permanente configuración y que se constituye en parte por la manera como se entiende a sí mismo. El trabajo se reduplica constantemente. Los fenómenos sociales no son algo que describamos con parámetros objetivos y fijos, sino que parte de esa comprensión depende de la autocomprensión de los agentes. Por eso es importante la noción de Taylor de significación de la experiencia. La acción humana más elemental y básica, lo más inmediato posible ya pone en evidencia una significación tácita de la acción, aun cuando allí no haya claridad lingüística sobre lo que está sucediendo. Por eso los fenómenos humanos siempre se auto-interpretan. Esto no quiere decir que reflexivamente pensemos siempre en nosotros mismos, porque la mayor parte del tiempo no lo hacemos, sino que la interpretación ligada a la experiencia puede ser que no pase por una lectura cognitiva de lo que hacemos. Si nos cruzamos a alguien en el transporte público y nos da un golpe al subir, de inmediato comprendemos y le damos una significación: va de prisa, lo dejó el bus, es un patán, está huyendo, etc. Reconocemos el contexto y por eso podemos interpretarlo. Nunca las acciones nos parecen absurdas e incomprensibles, sino que les damos una significación y ajustamos nuestra experiencia a lo que entendemos por esa significación. Taylor muestra varios niveles de comprensión. El nivel más básico es el de la pre-comprensión (la descrita por Heidegger y Gadamer), que señala que estamos imbuidos en un marco de significaciones y actuamos siguiéndolas espontáneamente. Pero aquí hay algo interesante: un ser humano, un agente, un sujeto de praxis no solo actúa en medio de esas significaciones, sino que en algún sentido tiene una suerte de “teoría” de lo que está haciendo, es decir, puede describirlo y llevarlo al lenguaje. Con ello sale de su inmanencia en el mundo, gana un pequeño distanciamiento, y puede dar una interpretación de lo que hace. En el primer nivel de interpretación solo estamos fusionados con el mundo e interpretar significa seguir las orientaciones de lo real, pero no nos quedamos allí: normalmente también somos capaces de interpretar lo que hacemos, de explicar lo que nos motiva o nos mueve. Los agentes actúan, pero no se quedan a un nivel cero, básico de significación, sino que también tienen una interpretación de lo que hacen, y esa interpretación puede cambiar sus prácticas inmediatas. Tal interpretación hace parte a su vez de la realidad social que no está conformada solo de acciones, sino de las interpretaciones que los agentes elaboran de sus acciones. Pero todavía hay un tercer nivel de interpretación que es el del científico social. La realidad social es lo que hacen los agentes, su interpretación de lo que están haciendo y la interpretación de la ciencia social que estudia lo que sucede, y tal interpretación también puede cambiar los otros niveles de interpretación. Como tener en cuenta la autocomprensión del agente no quiere decir estar de acuerdo con él, puede haber un choque entre la autocomprensión que tiene el agente y lo que dice la ciencia social, pero la interpretación social debe ver más claro lo que hace el agente. El fenómeno social no es nunca un hecho bruto, sino que está filtrado por una primera interpretación que le da sentido y es la que le da el propio agente de lo que está haciendo, de modo que es central su autodescripción; pero la ciencia social debe tener un marco más amplio y entender lo que está pasando. La interpretación social está dentro de las significaciones y es capaz ahora sí de aprehender de manera más explícita, de proponer lecturas que expliquen esas acciones de los seres humanos mejor de lo que ellos se podrían interpretar a sí mismos. El desarrollo sistemático de estos planteamientos constituye la primera parte de la conferencia. La segunda parte de la conferencia se enfoca en un problema evidente que surge en Taylor: su noción de interpretación asume que interpretar es aclarar, traducir lo que resulta oscuro. Se trata de una visión muy pragmática. El interpretar fuerte por ejemplo en Gadamer está inspirado en Hegel: allí interpretar es mediar la cosa entre lo universal y lo particular. Pero se habla de universales fuertes. Esos universales tienen un estatuto ontológico por más que necesiten siempre concretarse. Interpretar para Gadamer es esa mediación entre lo universal que necesita siempre particularizarse y concretarse. Seguramente un Taylor vería aquí algo metafísico y por eso termina haciendo de la interpretación algo como acomodar en un todo, y el todo está en el mismo plano. En ese punto Gadamer no acompañaría a Taylor, que tiene ese lado anglosajón por el cual hace de la interpretación un dar coherencia, es decir, lo que parece suelto verlo como parte de una práctica, que a su vez son formas de vida y son históricas; pero no hay nada tras ellas: nada las domina fuera de las prácticas. Dicho de otra manera, a la interpretación en Taylor le falta ontología. El desarrollo detallado de este argumento constituye la última parte de la ponencia.
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