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Katholieke Universiteit Leuven, Bélgica

El juego en la fenomenología especulativa de Eugen Fink: asombroso símbolo del mundo

Semblanza

Filósofo e historiador de la Universidad de los Andes. Obtuvo una maestría en filosofía de la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica. Actualmente, se encuentra cursando una maestría de investigación en fenomenología y filosofía continental, también en Lovaina. Ha impartido clases como profesor de ciencias sociales y humanidades en escuelas secundarias. Sus temas de interés se centran en diversas intersecciones entre filosofía y educación, las cuales he explorado especialmente a partir de la obra de Edmund Husserl y Eugen Fink.

Resumen

Esta presentación se propone explorar el juego como instancia de asombro ante el el carácter significativo que tiene lo dado a partir de la filosofía de Eugen Fink (1905-1975). Raramente discutido en el ámbito fenomenológico hispanohablante, Fink es tal vez mejor conocido por su cercanía a Edmund Husserl y Martin Heidegger, de quienes fue estudiante y también colega. Como tal, sus investigaciones fueron formuladas en el espacio ‘intermedio’ entre las filosofías de Husserl y Heidegger al abordar, en términos generales, preguntas sobre las estructuras subjetivas e intersubjetivas que hacen posible la experiencia de sentido. Sin embargo, Fink no se limitó a reproducir las respuestas de sus maestros sino que, desde el espacio ‘intermedio’ de su formación filosófica, desarrolló un trabajo original y abundante que nos invita a reconsiderar, y tal vez reinventar, nuestras preguntas sobre el sentido de lo que aparece como dado. Uno de los aspectos más prominentes de dicho trabajo es la filosofía del juego elaborada por Fink y presentada en su mayor desarrollo con la publicación, en 1960, de El Juego como Símbolo del Mundo (Spiel als Weltsymbol). En adición a los cruces de esta obra con otros aspectos del trabajo de Fink, como su ‘temprana’ filosofía de la imagen o su ‘tardía’ 1 antropología filosófica, esta presentación aborda cómo su interés filosófico en el juego emergió desde una concepción fenomenológica de la filosofía como investigación de la constitución significativa de nosotros mismos y nuestro mundo en común. En este sentido, la aparente contradicción entre filosofía y juego como dos fenómenos opuestos de la experiencia humana nos llevará, a partir de la reelaboración finkeana de las filosofías de Husserl y Heidegger, a una nueva comprensión de la conexión esencial entre estos dos fenómenos en vista del carácter ‘cuestionable’ de lo dado. En la conferencia ‘Spiel und Philosophie’, Fink presentó la que, según él, ha sido la interpretación dominante acerca de la relación entre el juego y la filosofía. De acuerdo con ésta, la “exaltada alegría” del juego contradice la “sombría seriedad” de la filosofía. Sin embargo, la apuesta de Fink consiste en sugerir que cuando la filosofía comienza a contemplar el juego, tal como lo han hecho filósofos desde Heráclito y Platón hasta Hegel y Nietzsche, aquélla puede descubrir que éste “se aloja dentro de la base esencial de la filosofía misma”. En la misma conferencia, Fink se refirió a la paradoja que da lugar a la cuestionabilidad filosófica del juego: precisamente, aquello que es incuestionable en éste, i.e., la forma eufórica y reposada en la que el juego suspende el carácter proyectivo de la vida al crear un espacio-tiempo autónomo y autoreferrido, lo que crea el enigma filosófico. El asombro filosófico se produce ante un fenómeno que suspende el curso regular del mundo y aparece “como si” fuera el mundo sin serlo realmente. El juego no anula ni sustituye otros fenómenos fundamentales de la existencia, sino que los detiene, suspendiendo su control efectivo sobre nuestras vidas y volviéndolos a presentar como imágenes de sí mismos. En este sentido, el juego aparece, a través del examen filosófico, como un fenómeno distintivo de la existencia porque, por un lado, simboliza nuestra relación con el mundo y, por el otro, representa la generación de un mundo significativo. En otras palabras, sin más base ni meta que sí mismo, el juego presenta simbólicamente el modo fundamental en que se constituye el sentido y en que somos co constituyentes de un mundo significativo. Esta presentación explora esta ambigüedad del juego en tres partes. En la primera, presento la temprana comprensión de Fink de la fenomenología como una filosofía de los comienzos que está motivada por la cuestión relativa al origen del mundo y se distingue por la reducción fenomenológica. Frente a esta filosofía “seria”, sostengo que la interpretación de Fink del “asombro” es lo que permite que sus investigaciones giren hacia el juego, reapropiándose del lema fenomenológico “volver a las cosas mismas”. En la tercera sección, examino cómo la investigación de Fink sobre el juego aborda las cuestiones y preocupaciones planteadas por su comprensión de la fenomenología, a la vez que transforma la idea de la filosofía que se haceevidente en su obra posterior. En todo momento, intentaré situar a Fink en relación con sus influencias filosóficas, especialmente Husserl y Heidegger, al tiempo que subrayo la dimensión cosmológica distintiva de su investigación. Esto evidenciará, como Fink mismo lo dijo, que su estudio no era “una cuestión de examinar un fenómeno óntico y sujetarlo a conceptos descriptivos”, como Husserl, “ni de caracterizar ontológicamente; el fenómeno óntico del juego humano”, como Heidegger, sino de “algo más simple y primordial: captar la posición en el mundo del ser humano bajo la guía de una comprensión específica del juego”.
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