La relación conjuntiva entre “tacto” y “hermenéutica” es problemática. La noción de tacto no forma parte de los conceptos fundamentales de la koiné del siglo XX, ni aparece como entrada secundaria en sus principales diccionarios. El vínculo con el nombre propio, Paul Ricœur, redobla la dificultad. Entre los padres de la hermenéutica contemporánea, Hans-Georg Gadamer ha hecho algún desarrollo marginal sobre el tacto -en concreto, sobre el tacto artístico- en perspectiva de su rehabilitación de la tradición humanista y con el objetivo de aportar algo de claridad al complejo de inferioridad metodológica que afecta a las ciencias del espíritu. Por el contrario, en Ricœur, los desarrollos y menciones al tacto son casi inexistentes a lo largo de su extensa obra. En Soi-même comme una autre (1990), es uno de los pocos lugares donde lo refiere, en un doble sentido que llama la atención. En los estudios 7° a 9°, dedicados a su ética, lo utiliza, solo dos veces, pero con el sentido de una virtud moral clave en el camino hacia la sabiduría práctica. Si bien no ofrece mayores explicaciones, el tacto moral ricœuriano se da a entender como la virtud de saber circular entre la mira ética lejana, las reglas de formalización de la moral, las costumbres aceptadas y la solicitud que dona su sentido inmediato a la mirada en la mano tendida. En el estudio 10°, dedicado a su esbozo de una ontología, es mencionado como sentido perceptivo que hace sentir el fundamento carnal de su ética y de su teoría de la acción. La aparición de la carne como lo otro de sí que media entre lo más mío y lo más otro sólo se da gracias a la doble percepción táctil, tocante-tocado, por la que se constituye como propia, tal como ya reconoce la fenomenología de Husserl. Ahora bien, ¿es posible establecer un vínculo entre ambas significaciones? ¿Entre el tacto ético y el tacto perceptivo sólo existe una relación metafórica? ¿Ricœur piensa que sólo metafóricamente se dice de algunos hombres que “tienen tacto” dentro del ámbito ético, como literalmente se dice de todos los hombres que poseen el sentido del tacto dentro del campo perceptivo-fenomenológico? ¿O más bien puede considerarse un solo y mismo tacto, el que, siendo un sentido esencial para la vida sensible y carnal, hace tangible una exhortación ética ineludible para la vida social? Estas preguntas motivan y guían el presente trabajo, con el objetivo de dilucidar el fundamento háptico de la ética ricœuriana.

Francisco Díez Fischer, Doctor en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires. Se desempeña como Investigador Adjunto del CONICET. Es docente titular de la cátedra de Antropología Filosófica en la Universidad Católica Argentina, y docente de posgrado en distintas universidades del país y del extranjero. Es secretario del ICALA (Intercambio Cultural Aleman Latinoamericano). Su área principal de trabajo es la fenomenología y la hermenéutica contemporáneas. Sus últimas publicaciones son “El momento del tacto en Paul Ricœur: el fundamento háptico de su ética”, en Aventuras de la filosofía francesa contemporánea, Cesar Augusto Ramirez Giraldo (Edit.), Medellín, Editorial UPB, 2020; "Los límites de una hermenéutica de lo inaparente y la percepción táctil”, Escritos de Filosofía, Núm. 6, 2020; “Sensibilidad y hermenéutica. La cuestión del tacto en Hans-Georg Gadamer”, en Tocar el símbolo, interpretar la vida. Ampliación de la idea de hermenéutica de Gadamer, Ricoeur y Grondin, Colombia, EAFIT, 2020. Es miembro del Fonds Ricoeur Francia, del Círculo Latinoamericano de Fenomenología (CLAFEN), y de la Asociación Iberonamericana de Estudios Ricoeurianos (ASIER).